jueves, 27 de marzo de 2025

Oro y cruz

 


Oro y cruz, conquistadores.
  
Oro y cruz, conquistadores,
y por la selva sudores.
 
 ¡A mi rey! ¡Para mi rey
los reinos que yo conquiste!
Al que con hierro nos viste
y nos ordena por ley:
al rey,
la selva no se resiste.

Barcos quemados y ardores
de sol los conquistadores.
¡A Dios y para mi Dios
los templos de estas naciones,
a mi Dios las oraciones;
a mi Dios, que Dios no hay dos:
a Dios
almas que no corazones!

El sol estalla en clamores:
sobre el acero tambores.

La armadura ¡Dios, que dura
y áspera es esta guerra!
En dureza nos encierra,
como aquella Extremadura
tan pura,
luchando por otra tierra.

Tantos oros y esplendores
ofuscan, conquistadores.

Ciega el oro y resplandece
contra el doblón, casi cobre,
¡y a estos indios que les sobre!
Con tanto brillo parece...
¡Apetece
no volver a España pobre!

Tan lejanos sus amores
¿dónde aliviar sus dolores?
El calor que las desnuda
las ha violado en abstracto
(no hay calor que viole al tacto)
pues causa fue, que la muda
¿quién duda?
evitaría el contacto.

Sangra la selva verdores,
marchan los conquistadores.

Hambres, serpientes, ríos,
pantanos, valles, montañas;
que pasar es más hazaña
que las guerras de Darío.
¡Me río
de los caminos de España!

Riegan el suelo las flores
rojas de los luchadores.

Las espadas toledanas,
los cañones y arcabuces,
indios cayendo de bruces…
¡La victoria es castellana!
Mañana
se plantarán treinta cruces.

Españoles tan señores:
tan santos y pecadores.

Como la fiera dormida
tus conquistas poderosas
tras de dormir la comida,
tras de comer, la reposas.
Grandiosa
la pasión luego la olvidas.


CANCIÓN

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