martes, 10 de enero de 2017

Al niño que fui


Al niño que fui. 

Yo tenía entonces mis juguetes:
mi caja de sueños, mi cofre de deseos,
mi catalejo pirata para mirar la vida
y una espada de madera
y un escudo de cartón.

Me asomaba al portalón del mundo
armado de sonrisas, vestido de ilusión,
y mis ojos grandes lo miraban todo:
todo lo quería, todo lo probaba,
todo lo aprendía, todo lo estudiaba.

Subí después mi maleta de esperanzas
al tren que viajaba por el tiempo.
Vine aquí sin saber cómo he llegado
Olvidé las estaciones del pasado
y no sé los destinos del futuro

 Monté la ola de la vida impetuosa
mecí mi cuerpo en el mar del tiempo
gocé, sufrí, amé, recé, sentí, luché,
me han traído agarrado de la mano

He intentado comprender los engranajes
de la máquina compleja en la que habito:
juzgué sin leyes los actos de los hombres
y sentencie cual juez los daños recibidos

Mi inocencia, un reclamo a la codicia,
 un tesoro precioso y deseado
que apetecen los que casan la avaricia
con la pérdida, y el recuerdo a lo olvidado.

Y ahora tengo otros juguetes
no son sueños, ni deseos,
ni miradas a la vida;
ya no juego con juguetes de cartón:
Son recuerdos, experiencias, 
diarios, fotografías...
y un poquito, muy  poquito, 
de ilusión. 

1 comentario:

  1. Me gusta este poema. Lo tengo que pulir un poco, pero promete. Para inspirarme solo tengo que mirarme en la fotografía de mis cuatro añitos.

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