domingo, 20 de diciembre de 2020

VILLANCICO de San Francisco de Asís


Villancico de San Francisco de Asís

Francisco, mi santo niño,
que juegas con figurillas
con muñequitos de arcilla
¡Lo haces con tanto cariño!

Francisco, santo de Asís,
pensaste una Navidad
desde la santa humildad
de un teatrillo infantil.

Tú, Francisquito alfarero,
amasaste con arcilla
el niño Jesús primero,
en una cuna sencilla.

San José con una vara,
la Virgen con manto azul, 
la mula y un buey gandul
que a su lado se acostara.

Luego pastores, corderos,
los Reyes con sus camellos,
algún noble, los plebeyos,
y a caballo un caballero...

Colgado de un hilo va
un angelito con alas
y, algo lejos del portal,
los campos y las corralas...

Las casitas de Belén,
con madera de un olivo
y un castillo, muy altivo,
con guarnición y retén.

Y cuando vienen los niños
y ven aquel escenario
dicen con todo cariño
que eso es algo extraordinario.

Y entonan una canción
un villancico emotivo
porque un niño allí ha nacido
y están viendo la función.



Un fresco recuerda en el santuario de Greccio el primer nacimiento interpretado por San Francisco de Asís. 


¿Quién inventó el nacimiento?

De San Francisco de Asís al moderno pesebre.

En algunos países les llaman Belenes o Pesebres. El primer nacimiento se creó en Italia. Fue Francisco de Asís, el iniciador de los nacimientos entre 1200 y 1226. 
Se cuenta que mientras recorría la pequeña población de Rieti en 1223, la Navidad lo sorprendió en la ermita de Greccio y fue allí donde todo comenzó.Tuvo entonces la inspiración de reproducir en vivo el nacimiento de Jesús. También se cree que el primer nacimiento con figuras se construyó en Nápoles y que estuvo hecho de figures de barro.

La tradición de los Belenes se difundió rápidamente por toda Italia y luego al mundo entero y hoy por hoy figura en las tradiciones navideñas de cientos de países alrededor del mundo.


Francisco de Asís en Greccio

Greccio es una pequeña población de 1.500 habitantes, situada entre Roma y Asís, a 15 kilómetros de Rieti, en la pendiente del Monte Lacerone y a 705 metros de altitud. El santuario se encuentra a poco más de dos kilómetros, encima de una escarpada roca y rodeado de bosques de encinas. Desde la explanada se contempla el castillo de Greccio y una hermosa vista del valle de Rieti.
A San Francisco este lugar le gustaba porque le parecía «rico en su pobreza», y el territorio porque decía que no había visto ningún otro con tantas conversiones como este. Muchos de sus habitantes, empezando por Juan Velita, señor de Greccio, profesaron la Regla de la Tercera Orden y llevaban una vida de penitencia en sus propias casas. Cada día, a una determinada hora, los frailes entonaban las alabanzas del Señor y la gente del castillo, grandes y pequeños, salían de sus casas y respondían: «Alabado sea el Señor». Esto les valió verse libres por un tiempo del pedrisco y de los lobos, mas luego de algunos años, empezaron a enorgullecerse y a odiarse entre ellos, como predijo San Francisco, lo que trajo como consecuencia que el castillo fuese pasto de las llamas, por obra de la soldadesca de Federico II, en 1242.


El primer «Nacimiento» viviente

En su biografía del santo, Celano asegura que la Encarnación era un componente clave en la espiritualidad de Francisco y quiso en cierta ocasión celebrar el acontecimiento y hacer algo especial que ayudase a la gente a recordar al Cristo Niño y su nacimiento en Belén.

Una de las tradiciones más arraigadas es la puesta del nacimiento del Niño Jesús cerca o bajo el árbol de Navidad. Pero ¿sabes de dónde proviene esta tradición? ¿Quién la inició? Nos cuenta Tomás de Celano que San Francisco de Asís pasó la Navidad de 1223 en Greccio, una pequeña población de 1,500 habitantes, situada entre Roma y Asís, a 15 kilómetros de Rieti, en la pendiente del Monte Lacerone y a 705 metros de altitud. Celano nos dice que, inspirado por el Evangelio según San Lucas (2, 1-7), unos quince días antes de la Navidad mandó llamar a Juan de Vellita y le dijo: “si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Señor, date prisa y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno”. Todo se celebró como estaba previsto: la noche de Navidad, la gente del castillo se dirigió al lugar donde vivían los frailes, cantando y con antorchas cruzando alegremente el bosque. En una gruta prepararon un altar sobre un pesebre, junto al cual habían colocado una mula y un buey. Aquella noche, como escribió Tomás de Celano, se rindió honor a la sencillez, se exaltó la pobreza, se alabó la humildad y Greccio se convirtió en una nueva Belén. Para una celebración tan original Francisco había obtenido el permiso del Papa Honorio III. La homilía corrió a su cargo, pues era diácono, y mientras hablaba del niño de Belén, se relamía los labios y su voz era como el balido de una oveja. La gente volvió contenta a sus casas, llevándose como recuerdo la paja, que luego demostró ser una buena medicina para curar a los animales.


El primer nacimiento

La idea de reproducir el nacimiento se popularizó rápidamente en todo el mundo cristiano, y de los seres vivos,se pasó a la utilización de figuras. En América la costumbre se introdujo con los primeros misioneros franciscanos que llegaron a América y que trajeron la idea de su fundador. Asimismo, la tradición señala que el primer nacimiento se construyó en Nápoles a fines del siglo XV y fue fabricado con figuras de barro. Generalmente el nacimiento se monta antes de Navidad, el 8 de Diciembre, día de la Inmaculada Concepción, y se conserva armado hasta el 2 de febrero, fecha de la presentación de Jesús en el templo.

(Extraído y resumido  del texto de Antonio Lara Barragán Gómez OFS,Escuela de Ingeniería Industrial,Universidad Panamericana, Campus Guadalajara, alara@up.edu.mx)
http://www.informador.com.mx/suplementos/2010/259321/6/el-primer-nacimiento.htm

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