domingo, 13 de julio de 2025

En busca del poema perfecto

En busca del poema perfecto



 Sólo acierto a dibujar,
ninguna palabra tiene sentido;
el único genio que me asiste
es el mal genio.
¿Y con esto quiero hacer
el poema perfecto?


Hasta el lápiz
siente alergia al roce en el papel.
No, hoy no es mi día,
la página noventa y ocho
no merecerá ser leída.

Noventa y ocho páginas
agotaron el genio de veinte años
y no hice más que repetirme.
La búsqueda de la poesía perfecta
se convirtió en el viaje a la nada.

Convocaré al azar: abriré un libro
de Machado y buscaré inspiración:
“… y en la página siguiente
los ojos de Guadalupe
cuyo color nunca supe…”
¡Cielos, es terrible,
es desolador, no comprendo…!
Probaré Miguel Hernández:
“Rumorosas pestañas
de los cañaverales.
Cayendo sobre el sueño
del hombre hasta dejarle
el pecho apaciguado
y la cabeza suave”
Algo entiendo, no soy lerdo.

Bien ya puedo empezar:

“Quisiera ser espejo para verte
y tus momentos más ocultos hacer míos,
ser beso de sol sobre tu frente
y viento cálido hablándote al oído;
decirte entonces lo que no he podido
y en el rubor de tus mejillas consolarme;
en abrazo de amor quedar fundido
con tu carne, sin soltarme, eternamente!"
En fin, ni es poesía perfecta,
ni nunca la ha habido,
ni nunca la habrá sobre un papel.
Tú, por ejemplo, o yo;
sí, tú y yo,
somos dos poesías perfectas.


CANCIÓN



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