Ante los dos grandes impostores
has comparecido, alumna mía:
Primero ante el fracaso, un día,
lloraste tu rabia y tus rencores.
Después, ante el éxito, las flores
ganadas del triunfo recogías.
Bailabas, palmeabas, sonreías...
radiante en el círculo de honores.
Ya quise recordarte aquel poema
de Kipling y decirte que, al fin,
a ganar y a perder un mismo lema:
"No fracasa quién pierde y es feliz
no vence quién mantiene su problema."
Hoy releo aquel poema: "If"