Desde niño exploré el mundo.
Me empujó la fascinación por este planeta maravilloso.
Primero exploré mi casa, mi calle, mi ciudad...
Luego alcancé el extrarradio, los pueblos vecinos, lejanas provincias...
Más tarde, en el momento de la fuerza y la osadía, viajé naciones, visité países lejanos...
Siempre me gustaron los lugares exóticos, las maravillas de la naturaleza...
Fui al desierto hasta que construyeron sus complejos artificiales allí los cataríes.
Subí al Everest hasta que la cola me hizo esperar en el filo de las montañas.
Surqué el mar hasta que las islas de plástico me impidieron el paso.
Crucé el ártico hasta que , derretido, me adelantaron los yates desde la costa.
Alcancé el espacio, pero las estaciones espaciales me parecieron albergues abarrotados.
Ahora me conformo con acampar al lado de una pequeña charca mirando las estrellas. Y así soy feliz.