Soneto, a la manera de Juana,
dedicado por lejano admirador.
En tus juegos, niña Juana, en tu dulzura
yo quisiera ser tu amigo, niño amante;
hacer coro de tus risas; tu semblante
yo besar y rendirme a tu locura.
Con la Juana adolescente, flor tan pura,
yo quisiera conversar que, tan brillante
y tan sabia, con un beso, yo galante,
pagaría tu talento y tu hermosura.
Yo quisiera en tu aposento contemplarte
rodeada de instrumentos y lecturas.
Y vivir en tu celda de habitante.
Despojar de sayales tu figura,
desarmado perder la compostura,
rendirme al arrebato allí y besarte.