El territorio de la niebla
Sé describir el territorio de la niebla,
tengo cartografiados los senderos del caos,
navego sin brújula en al noche sin estrellas,
sé conducir el rayo entre la lluvia.
Pero no pidas que entienda vuestras voces,
que disfrute vuestra orquesta de palabras,
que goce en la coral sinfonía del coloquio
que interprete los sonidos robados por el viento.
Son para mí cháchara irritante,
chirridos de puertas, jaulas de grillos,
roncos rumores de tormentas lejanas
estruendos y murmullos, terremotos incesantes.
Podéis mirarme compasivos y no es eso;
yo busco los silencios cómplices,
la sonrisa callada, la mirada continua,
el tiempo tranquilo del hablar despacio.
CANCIÓN
Bello poema. Y, al mismo tiempo, desolador.
ResponderEliminarUn grito desde el ruido del mundo interior y exterior ante el caos que producen los acúfenos y el estrépito sonoro del mundo actual.
Los que padezcan tínnitus lo comprenderán al instante, el resto pensará simplemente que me he hemos vuelto loco. Y, en parte, tendrá razón.