lunes, 13 de julio de 2015

Solo conseguí pobre manutención. Personal homenaje a Javier Krahe.

(Con la música de "Un burdo rumor")

Buscaba algún poema que me izara a las alturas,
ser un genio del verso, de la literatura;
soñaba que cantando alcanzaría la fama
sería pan comido follar con cualquier dama.

Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión:
solo conseguí pobre manutención.

Quería seducirlas y se me iba la olla
siempre que lo intentaba hacía el gilipollas
¡Ay, madre que talento, para hacerlo tan mal:
siempre metía la pata y quedaba fatal!

Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión.
solo conseguí pobre manutención.

Me llaman poetastro pero mi vida es dura,
para sacar un verso, mil van a la basura,
Soy tan perfeccionista que hacer una canción
me cuesta unos cien güisquis y tabaco a mogollón.

Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión.
solo conseguí pobre manutención.

Pensaba ser astuto, resulté ser cuervo ingenuo;
pensé cambiar las cosas por medio de mi ingenio:
Al jefe de la tribu le hablé de no tratar
casi me cortó el pico, nunca me dejó en paz.

Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión.
solo conseguí pobre manutención.

Quizá acabe mis días ardiendo en una hoguera:
la de las vanidades, eso pasa a cualquiera;
el horno crematorio te llegará al final
aunque mueras de infarto, te va dar igual.

Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión.
solo conseguí pobre manutención.

Ardiendo finalmente en el horno crematorio
heredas mis papeles están en mi escritorio:
la foto de Jacinta y la investigación
sobre los tamaños de mi flácida cuestión.

Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión.
solo conseguí pobre manutención.

Te dejo mi ironía la lego en usufructo:
disfrútala con mimo, no lo hagas a lo bruto,
ríete conmigo de la inmortalidad
quédate con Dios: ¡a mi dejadme en paz!

Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión.
y casi morí de pura inanición.

"Golpes y caricias", nuevo libro de poemas.


Por fin, tras varios días de revisión y puesta a punto, he publicado mi tercer libro de poemas. Si en Poemas Primeros transcribía mis versos de juventud y en Poemillas y cuentos escolares recopilaba las composiciones realizadas durante treinta años de actividad en diferentes colegios, en Golpes y caricias selecciono mis  mejores poemas de toda una vida, todos ellos inéditos en papel aunque algunos fueron publicados en el blog "Digipoemas", del que a partir de ahora serán retirados. 

La autoedición de un libro es laboriosa y exige tiempo, ilusión, paciencia y no poca capacidad de resistencia a la frustración. A la tarea de releer, corregir o modificar tus viejos escritos se une la pelea con el editor de textos  (el diseño de la página, la elección de tipo de letra, el formato de las imágenes, el ajuste de párrafos) y después la conversión de tu archivo al formato "pdf", que es el admitido por la editora en la red. No quiero detallaros mi batalla con los distintos tipos de fuentes (restringidas, editables, instalables, imprimibles, incrustables...) ni los numerosos borradores que tuve que rehacer al pretender, sin conseguirlo, asignar a cada poema un tipo de letra "con personalidad" o una imagen de apoyo adecuada. Y cuando, por fin, tu pdf (convertido desde el formato word on line  por un portal que quizá me haya incrustado un virus en algún recóndito órgano vital de mi ordenador) está listo, falta aún el diseño de la portada ¡que lleva horas! Primero el archivo ha de ser "muy grande" (no hay muchas imágenes de esos tamaños gigantescos así que hay que ampliar, pegar, componer... ) y debes darle un toque creativo con lo que no queda más remedio que quemarte las pestañas con photoshop. Luego está la gestión con el portal de los editores y el trasiego de archivos hasta que todo queda perfecto.  ¡Y ya está!, tienes tu flamante libro publicado. Finalmente ajustas su venta al precio de coste (12,46 €), un precio de ganancia cero. Regalas tu trabajo e inspiración por amor al arte (o por narcisismo) cobrando un salario Van Gogh. No es que aceptes que te despojen de tus derechos de propiedad intelectual: ¡es que agradeces que los saqueen!
Tengo ya perdida toda esperanza sobre las ventas de alguno de mis libros. Los coloco poco a poco, entre familiares y amigos. Los regalo con la sensación de que los aceptan por no contrariarme, casi como una penosa obligación. No me parece que se valoren demasiado (¡Si supieran el esfuerzo, la esperanza que deposito en ellos!) Y encima teniendo, como tienen, una  calidad más que aceptable (está mal que yo lo diga, pero pienso que es así) ! No son estos buenos tiempos para la lírica. 

En estos versos respiran los sentimientos, se duelen los golpes, se gozan las caricias, se confiesan los pecados, se gritan las frustraciones y se canta al amor. Los poemas se pueblan de niños, de corazones, de pólvora dispuesta y encendida, de payasos tristes, de dragones despechados... Se interpela al hombre, se admira a la naturaleza, se invoca a Dios, se habla consigo mismo.. ¡Qué os voy a decir: es poesía!

Termino con una breve estrofa que sirve de introducción a este volumen, quizás entendáis mejor el título: 

“Me abrí el pecho
y saqué mi corazón.
Pensé:

- Ahora las caricias
serán más dulces
y los golpes más duros.”