(Con la música de "Un burdo rumor")
Buscaba algún poema que me izara a las alturas,
ser un genio del verso, de la literatura;
soñaba que cantando alcanzaría la fama
sería pan comido follar con cualquier dama.
Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión:
solo conseguí pobre manutención.
Quería seducirlas y se me iba la olla
siempre que lo intentaba hacía el gilipollas
¡Ay, madre que talento, para hacerlo tan mal:
siempre metía la pata y quedaba fatal!
Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión.
solo conseguí pobre manutención.
Me llaman poetastro pero mi vida es dura,
para sacar un verso, mil van a la basura,
Soy tan perfeccionista que hacer una canción
me cuesta unos cien güisquis y tabaco a mogollón.
Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión.
solo conseguí pobre manutención.
Pensaba ser astuto, resulté ser cuervo ingenuo;
pensé cambiar las cosas por medio de mi ingenio:
Al jefe de la tribu le hablé de no tratar
casi me cortó el pico, nunca me dejó en paz.
Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión.
solo conseguí pobre manutención.
Quizá acabe mis días ardiendo en una hoguera:
la de las vanidades, eso pasa a cualquiera;
el horno crematorio te llegará al final
aunque mueras de infarto, te va dar igual.
Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión.
solo conseguí pobre manutención.
Ardiendo finalmente en el horno crematorio
heredas mis papeles están en mi escritorio:
la foto de Jacinta y la investigación
sobre los tamaños de mi flácida cuestión.
Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión.
solo conseguí pobre manutención.
Te dejo mi ironía la lego en usufructo:
disfrútala con mimo, no lo hagas a lo bruto,
ríete conmigo de la inmortalidad
quédate con Dios: ¡a mi dejadme en paz!
Y aunque rocé la cuestión
nunca alcancé la misión.
y casi morí de pura inanición.
Me gustan ver las entradas en este blog.
ResponderEliminarUn saludo soñador.
Pero la poesía no es fácil. A la inspiración se une la transpiración y la estación de los frutos ha de pasar por el húmedo otoño, el frío invierno y la imprevisible primavera...
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