Nada supera a la naturaleza, por más que forcemos artificialmente al arbolillo, por más que creemos un artístico bonsai, habremos de rendirnos a la absoluta belleza de un pequeño árbol que, conformado con su minúscula porción de tierra, se esfuerza en ser hermoso.
Nada supera a la naturaleza, por más que forcemos artificialmente al arbolillo, por más que creemos un artístico bonsai, habremos de rendirnos a la absoluta belleza de un pequeño árbol que, conformado con su minúscula porción de tierra, se esfuerza en ser hermoso.
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