jueves, 13 de junio de 2024

Fábula de la oveja y el agua clara

Fábula de la oveja y el agua clara

Un joven cordero y una oveja vieja
Llegados al río, sucio lo encuentran
enturbian el agua los que antes entran
ya no hay agua clara, el cordero se queja.

¿Quieres agua clara? Le dice la oveja
Adelanta a todos los que en él se adentran
ponte tú el primero: eso es lo que cuenta.
El cordero acepta y entonces la deja.

Remonta el rebaño y pronto se aleja
y en lo alto del río bebe el agua fresca.
Al ver turbio el agua: todos se lamentan:
¿Ves lo que nos pasa porque das consejas?

-Ya me tenéis harta -dice la pelleja-
Si doy un consejo, todo son monsergas
y si no lo doy todos me protestan.
Haga lo que haga, siempre tenéis quejas

Y se fue a pastar pensando perpleja:
"Oveja que bala, ya no come hierba"
las otras ovejas, pronto se impacientan
corren río arriba donde el agua espeja

Todas se adelantan, todas se despejan,
por ser las primeras luchan y se enfrentan,
no beben ni un sorbo, nadie se alimenta
nadie se conforma, nadie se apareja.

Rendidas, lisiadsas, rotas las guedejas
se tumban cansadas que si no revientan.
Entonces sin fuerzas, sin que se defienda:
Llegaron los lobos y las despellejan.

¿Hace falta, amigo, una moraleja?
¿Cuándo nadie cede y todos se enfrentan,
cuando cada cual, tira por su cuenta...
¿Eres tú el cordero o la oveja vieja?



NOTA: Si quieres ver una versión en prosa más detallada y conocer el origen de esta sencilla fábula, lee el artículo de este otro blog mío en el que te explico su origen: La fábula de la oveja y el agua clara  



jueves, 6 de junio de 2024

Yo reclamo aquí la Paz (Villancico palestino)

Yo reclamo aquí la paz

Tras Zaid, niño gentil,
corren hijos de zelotes;
juegan a ser soldadotes
de un ejército infantil.

Le acusan de que su primo
un árabe más mayor,
una niña violentó:
a la hija de un rabino.

- ¿Y por qué me golpeáis?
Yo la culpa no la tengo
¿Me castigáis porque vengo
cada día aquí a jugar?

Una lluvia de pedradas
le contesta con fiereza.
Llora, protesta, se queja;
más la gente no hace nada.

Jesús, que todo lo ve,
ve también una amenaza:
el presente de hoy en Gaza
será el futuro también.

De callarse es incapaz;
grita: ¡Atrás, él es mi amigo!
Es injusto este castigo:
¡Yo reclamo aquí la Paz!


VERSIÓN 1

 


VERSIÓN 2

martes, 4 de junio de 2024

Mi jardín enterrado

Mi jardín enterrado

Cortadas son las raíces, 
y los tallos cercenados
asfixiadas las lombrices
y los brotes enterrados:
Toneladas de hormigón
ejercen esta presión.

Verdes eran, ya son negros;
y bajo tablones rojos
de imitación, ven los ojos
solo hormigón pintado.
No me animo ni me alegro:
el suelo puso un cerrojo
a mi jardín enterrado.

Mis dos melias amputadas
cayeron bajo las hachas,
tendidas como muchachas
que hubieran sido violadas.
Cortan con furia y despachan
a sus ramas mutiladas. 

Buscando, bajo la tierra,
la libertad por debajo
la raíz, con gran trabajo,
cruza el muro que la encierra.
Y la detiene la sierra
tras emerger de su atajo.


Sumidas en el espanto
y la negra oscuridad
las plantas de mi jardín
se aprestan a ver el fin,
y dicen fin a su edad
en su negro camposanto