Mi jardín enterrado
Cortadas son las raíces,
y los tallos cercenados
asfixiadas las lombrices
y los brotes enterrados:
Toneladas de hormigón
ejercen esta presión.
Verdes eran, ya son negros;
y bajo tablones rojos
de imitación, ven los ojos
solo hormigón pintado.
No me animo ni me alegro:
el suelo puso un cerrojo
a mi jardín enterrado.
Mis dos melias amputadas
cayeron bajo las hachas,
tendidas como muchachas
que hubieran sido violadas.
Cortan con furia y despachan
a sus ramas mutiladas.
Buscando, bajo la tierra,
la libertad por debajo
la raíz, con gran trabajo,
cruza el muro que la encierra.
Y la detiene la sierra
tras emerger de su atajo.
Sumidas en el espanto
y la negra oscuridad
las plantas de mi jardín
se aprestan a ver el fin,
y dicen fin a su edad
en su negro camposanto
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