jueves, 21 de abril de 2016

El Quijote




Acaso Rocinante no quisiera
ser Bucéfalo ni, quizás, tu lanza
deseara ser verdugo en la matanza
de molinos o gigantes, lo que fueran.

Quizás tu escudero Sancho Panza
no ansíe tanto la ínsula extranjera.
Quizás los pellejos vino fueran
y Dulcinea te niegue la esperanza.

Pero yo, mi querido caballero, 
al alba por caminos de locura
cabalgo decidido y justiciero.

Yo te abrazo, caído, con ternura.
Y privado de razón así te quiero:
razón sin ilusión nunca se cura. 

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