VILLANCICO DE LA VIRGEN PRESA
Presa en la cárcel de Herodes Antipas
llorando tu pena, a todos suplicas:
- ¡Dejadme a mi niño, volvedle a mi pecho!
¡Que no tiene culpa, que él nada ha hecho:
ponedlo en mi lecho!
A Egipto viajaba con su contrabando:
llevaba su hijo que estaba temblando:
- ¡Tantos niños muertos...! Y por eso huyeron.
Aquellos soldados que la detuvieron
llorando la vieron.
Presa, sin papeles, con otras reclusas
no oculta el delito, ni alega una excusa:
- Pasaba un alijo, una joya preciosa:
Pasaba a mi hijo, no soy peligrosa
ni soy una intrusa.
Tejes ropillas con rueca prestada
vestidos azules con cintas doradas
construyes cunitas con áspero esparto
sin niño nacido. Recuerdas el parto
y el portal sin nada.
De día imaginas sus pasos primeros
en la noche sueñas con sus dos luceros
Tu pecho echa en falta su dulce mejilla
y tus manos buscan sus dos manecillas:
- Mi niño te quiero.
San José está solo. A su lado el niño
le pide comida, demanda cariño.
- Si mamá estuviera, si mamá te viera...
Si con su cabello envolver pudiera
tu cuerpo de armiño...
Y María escribe pidiendo un indulto:
- Herodes, Rey grande, mi falta no oculto:
Ni he sido violenta, ni sufro codicia,
más quiero a mi hijo con santa avaricia:
Te pido justicia.
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